¿Y ahora qué?

Han sido años repletos de lecturas, trabajos monográficos, apuntes, cafés a destiempo…han sido muchos profesores a los que empecé odiando y he acabado admirando porque no, no soy el mismo que ingresó en la facultad de letras allá por 2009. Entré en busca de una carrera, una ocupación, un lugar en el mundo y me he llevado, sin comerlo ni beberlo, una vocación para toda la vida. Si no fuera tan racional, incluso creería que he nacido para esto, pero como digo soy demasiado incrédulo para afirmarlo, así que me conformo con sugerirlo. En cualquier caso,no me cabe duda de que un filólogo, un verdadero filólogo -y no es que los haya  de primera y segunda, sino  vocacionales y circunstanciales- lo es desde el principio, consciente o inconscientemente, pero desde luego, no le hace falta un título para serlo. Yo mismo me he autodenominado así en todo tipo de contextos mucho antes de sumar los créditos necesarios para poder recibir ese nombre con propiedad. Sí, soy filólogo, y tengo la sensación de que nunca he dejado de serlo, de que nunca he dejado de buscar en las palabras lo que para otros -con título o sin título, filólogos circunstanciales o, ingenieros, abogados y economistas- simplemente nunca ha existido o tal vez haya carecido de interés. Quede aquí pues, mi declaración de amor a lo que me acompañará toda una vida y me definirá mejor que cualquier adjetivo, la filología, que, como su propia etimología indica, no es más que otra declaración de amor, en este caso a la palabra, a la que uno puede amar de muchas maneras distintas.

Con esto no quiero confundir al lector que se deje caer por aquí:este blog no es un espacio consignado a la filología, demasiado inmensa e inabarcable para un lugar como este y un principiante como yo. Más bien, es el espacio que ocupo para llenar el vacío que me han dejado las aulas de la facultad y sus lecciones, para compartir mis inquietudes y esperar al año próximo, en que, si todo va bien, podré reunir el dinero suficiente para cursar el máster (y dejemos la cuestión del dinero y la educación porque merecería otro blog).

Espero que la constancia no me falte y en unos meses estas páginas estén llenas de comentarios de películas, novelas, canciones, obras de teatro, videojuegos -no sólo de libros vive un filólogo- y digresiones de cualquier otro tipo. Por de pronto, os anuncio la novela a la que echaré mano en cuanto acabe esta primera entrada: se trata de «La chica de las bragas de oro» de Juan Marsé, y os anuncio, que antes de emprender la lectura encargaré las entradas y una copia de la obra «El público» de Federico García Lorca, que este invierno será representada en el Teatre Nacional de Catalunya. No os puedo prometer que vaya a escribir sobre estas obras una vez las acabe, puesto que este blog nace con la única voluntad de divertirme y entretenerme, en cualquier caso, quedáis avisados.

3 comentarios sobre “¿Y ahora qué?

  1. ¡Bienvenido a la jungla del blogging, jtilolea! Me alegra ver que, tras acabar la carrera, continuarás con tu pasión filológica en este espacio. Habiendo sido testigo de este flechazo que tuviste con la filología, entre cafés y libros de forma, tamaño y contenido diversos, doy fe del romance que tienes con la filología de la cual yo también guardo un sincero afecto. ¡Saludos!

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